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El Verdadero Significado del Pentecostés

Que bonito es celebrar el fin de una etapa de la vida y el comienzo de otra con una fiesta. En la Biblia puedes descubrir que Dios es un Dios alegre a quien le gusta festejar, es un Dios que se goza y le gusta cantar.

Siete fiestas solemnes están registradas en la Biblia, fiestas a través de las cuales el pueblo escogido celebraba a Dios y sus victorias para su pueblo Israel. Estas fiestas también servían para dividir el año en el calendario judío y declaraban un cuadro perfecto de las dispensaciones de Dios hacia Israel.

El Pentecostés era la cuarta fiesta del año judío, se celebraba en primavera en el mes de SIVÁN, el tercer mes del calendario judío y caía cincuenta días después de la pascua. Para el calendario grecorromano que es el nuestro, esta fiesta se recuerda entre los meses de mayo y junio.

Para los judíos esta fiesta conmemora el día en que Dios les dio la ley en El Monte Sinaí. En la actualidad, los judíos festejan este día como la Fiesta de la Legislación en el Sinaí, ya que según la tradición pasaron cincuenta días entre el Éxodo de Egipto y la recepción de los mandamientos en el Sinaí. En Éxodo 19:1-2 dice que en el tercer mes, después de la salida de Egipto, ellos llegaron desde el desierto de Sinaí a la montaña. Y en el capítulo 20 Dios les da la ley.

Es por eso que para los judíos, ésta era una fiesta muy importante. Dios que tiene todas las cosas bien planificadas y su deseo es que no solamente los judíos participen de sus fiestas, si no todo el mundo. Se encargó de comunicar este secreto al profeta Ezequiel aproximadamente 630 años antes del tiempo de Jesús.

“Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” Ezequiel 36:25-27 RVR1960

¿Sabes cuando se le ocurrió a Dios dar el cumplimiento a esta profecía?

El día de Pentecostés, cincuenta días después de que Jesús había padecido por la humanidad y había resucitado con poder llegaba esta fiesta. Jesús conociendo el maravilloso regalo que nos sumergiría por completo en Dios, dio esta instrucción a sus discípulos.

“Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré.” S.Juan 16:7 RVR1960

“He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.” S. Lucas 24:49 RVR1960

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Hechos 1:8 RVR1960

Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, los judíos estaban celebrando el recordatorio de haber recibido la ley, pero Dios derramó su promesa y derramó el Espíritu Santo dentro de los corazones.

“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” Hechos 2:1-4 RVR1960

Antes ellos recibieron una ley que estaba fuera de ellos, pero en Pentecostés, gracias al sacrificio de nuestro amado Jesús, Dios derramó el Espíritu Santo, lo puso en el corazón de todos los que se decidan a creer en Jesús y ese precioso Espíritu trajo la ley de Dios que antes estaba fuera de nosotros y la incrustó en nuestro corazón.
Es por eso que hoy podemos no solo saber de los mandamientos de Dios, ahora podemos cumplirlos, amarlos y deleitarnos en ellos. Todo gracias a Jesús el autor y consumidor de nuestra fe.

“Por el camino de tus mandamientos correré, Cuando ensanches mi corazón.” Salmos 119:32 RVR1960

¿Sabes que es lo que necesitas para correr por estos caminos?

Tal ves mucho tiempo lo intentaste, quizá ahora estás rengueando. Lo que te habilitará para correr por estos caminos es el Espíritu Santo.

Pídele a Dios que derrame esta promesa también sobre ti.

“Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.” Hechos 2:39 RVR1960